¡Adiós, 2015!

Hoy ponemos broche a este año 2015, un año cargado de recuerdos y vivencias, de esos momentos que de verdad marcan cada uno de nuestros pasos… Después de un año, permanece la huella del tiempo, de esos acontecimientos que de verdad han tocado nuestro corazón. Seguro que esta noche, en el momento de brindar, recordaremos con emoción a los que ya se fueron, a los que compartieron con nosotros la pasada Navidad. También en esta noche nos alegraremos de la nueva vida de alguno de nuestros familiares, de aquel hermano que se casó, de aquel amigo que está estudiando en el extranjero, de aquel primo que no ha podido acudir a estas celebraciones navideñas…

Las vivencias del día a día, la propia cotidianeidad, van dando un sentido pleno a nuestras vidas, a todo aquello que hacemos jornada tras jornada. Porque amigos, necesitamos recuperar nuestra memoria para vivir el presente y caminar con paso firme al futuro. El hombre vive de recuerdos y sentimientos, se deja llevar por el corazón… Esto es esencial para caminar con paso firme al futuro, porque las vivencias de la propia vida nos van enseñando cómo hemos de actuar en cada jornada.

Os deseo a todos un buen final de año… Atrás quedaron numerosas vivencias y recuerdos que darán sentido pleno a aquello que vamos realizando. Ojalá el Nuevo Año que estamos a punto de comenzar venga cargado de paz y felicidad, para que entre todos podamos construir la nueva civilización del amor, un mundo en el que todos tengan cabida. Que el Señor nos colme de gracias y bendiciones en este Nuevo Año 2016 que vamos a comenzar.

Vivir la Navidad…

Hoy es un día de gozo, porque celebramos el nacimiento del Emmanuel, el Dios con nosotros. Para los cristianos, es una noche especialmente entrañable, un día para compartir vivencias, ilusiones y alegrías, porque celebramos el nacimiento de ese Jesús que viene a nuestro mundo para traer paz y gozo con su nacimiento.

Es una noche especialmente significativa, porque todo renace a la vida con el nacimiento del Mesías. En este día, las familias se reúnen entorno a la mesa para compartir lo mejor de sí, para fraternizar juntos y vivir alegres en la esperanza. La vida recobra un nuevo sentido, hay una nueva esperanza para seguir viviendo. Os invito a vivir una noche llena de gozo y de paz, porque Dios se hace Hombre y quiere nacer en nuestros corazones.

Recordemos también en estos días a esos hermanos nuestros que no tienen nada que llevarse a la boca, a aquellos que viven en soledad o que están pasando por la enfermedad, para que seamos capaces de avivar su ilusión. De este modo, encontrarán en nosotros cariño y comprensión.

Os deseo de corazón unos días llenos de gozo, un verdadero sentido para seguir caminando, para vivir una verdadera Navidad cargada de cosas buenas. Que el Niño Dios, que nació en Belén, nos bendiga y nos colme de sus bendiciones. Que los buenos propósitos de estos días se hagan realidad durante todo el año.

Juguetes y Más Juguetes…

El valor educativo del juguete va dejando paso a las nuevas modas e inventos para esos niños que no satisfacen sus deseos de tener y tener. La televisión, desde hace unos meses, nos invade con sus anuncios, con esas imágenes de bebés que defecan, comen, lloran, hablan, hacen cálculos… Los mecanismos y plásticos han ganado el campo a los juguetes tradicionales, a esos “regalos de toda la vida”.

Tal vez, en muchos casos, el mejor regalo que los padres pueden hacer a sus hijos es el tiempo, es decir, dedicarles tiempo para jugar, estudiar o, simplemente, para charlar. Vivimos en la sociedad del estrés, donde lo que se busca generalmente es sobresalir de los demás, a la vez que se persigue un propio bienestar. Los hijos, por diversos factores, han pasado en muchos casos a un segundo plano. Ya no se les dedica tanto tiempo como antes, pues la situación es muy distinta a la que pudimos vivir nosotros o nuestros padres. El diálogo intergeneracional, cuando vivían en las casas los abuelos y tíos solteros, también se ha perdido. La proliferación de residencias de ancianos y centros de días ha hecho que se pierda ese diálogo con estas personas que tienen una sabiduría especial, la propia de las experiencias vividas a lo largo del tiempo.

Mi invitación en este día se dirige a recuperar esos juguetes de antaño, juguetes que tanto bien nos han hecho y con los que tanto hemos aprendido. Juguetes que además podían pasar de unos hermanos a otros sin ningún problema. Y juguetes, valga la redundancia, que utilizábamos en conjunto, con un grupo de amigos. Las nuevas tecnologías y mecanismos, así como el cambio en el concepto de familia, han propiciado la aparición de juguetes individuales, que nos evaden de la realidad y nos sumergen en un mundo insólito.

Ojalá esta Navidad sea muy especial, donde aprendamos a valorar la vida, con su sencillez, con los rostros inocentes de nuestros niños, de esos niños que lloran incansablemente hasta que consiguen aquello que con tanta ilusión han pedido; aunque a los pocos días pase al armario de los juguetes olvidados. Que de verdad la imaginación sea el principal juguete de nuestros niños y que los padres descubran en el tiempo su mejor regalo para los pequeños de la casa.

Con la llegada del Frío…

Acabamos de finalizar el mes de Noviembre, unos días en los que hemos tenido un recuerdo especial por los difuntos, por aquellas personas que compartieron su vida con nosotros y ya han partido de este peregrinar terreno.

Con el cambio de la hora el último sábado de Octubre, el Otoño y ahora encaminados hacia el Invierno, nos vamos adentrado en los días tristes, en esos días en los que anochece demasiado pronto; esos días en los que reina el frío y lo que más apetece es el calor hogareño. Hace ya unos días que hemos sacado nuestros prendas de abrigo de los armarios con el fin de protegernos de las nieblas, las heladas y nieves que en algunos lugares de España ya han llegado y de los vientos y lluvias que llegarán.

Pero lo que realmente me conmueve en estos días es el contraste tan profundo en el que vivimos. Por un lado, nos encontramos la dura realidad de los “sin techo”, esas personas que viven en la calle de las limosnas y la buena voluntad de los ciudadanos. Vemos, por otro lado, los grandes preparativos externos para las celebraciones navideñas. Los escaparates de las tiendas nos recuerdan que se acerca la Navidad. Miles de luces y colores intentan romper con el frío ambiente, con la tristeza de las tardes invernales. El agobio de las gentes comprando, preparando sus banquetes y regalos navideños. Y en el fondo de esto queda el contraste de la Navidad: los más pobres de la sociedad. Pasamos a su lado, en algunos casos incluso nos llegamos a compadecer, les miramos, pero nos cuesta meter la mano en el bolsillo para darles unas miserables monedas. La mayoría nos auto-justificamos asegurando que lo van a malgastar.

Nos falta la acción, la capacidad de compartir con esos hermanos nuestros aquello que necesitan: nuestra comprensión, nuestro diálogo y también nuestra ayuda material. Preparémonos para la Navidad con ese espíritu de hermandad que tantos y tantos hombres de nuestro tiempo necesitan. Escuchemos, al menos en estas fechas tan entrañables y familiares, la voz de los “sin techo”. De este modo descubriremos el Misterio de la verdadera Navidad, acogiendo a ese Niño que también tuvo que nacer pobre entre los pobres.