RECORDANDO A NUESTROS ENFERMOS…

Hoy, 11 de febrero, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo, enmarcada en la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes. Imagino que todos habremos oído hablar alguna vez de este Santuario, lugar de peregrinación de enfermos y de muchas personas que buscan paz y consuelo.

Mi recuerdo en el día de hoy es para todos los enfermos, para todas aquellas personas que sufren tanto espiritual como físicamente. Pero no sólo pido por ellos, sino por sus gentes, por muchas personas que dedican su vida al servicio de los demás. Son héroes anónimos, sus nombres no salen en los medios de comunicación; pero con su tarea de servicio y entrega están sembrando una palabra de aliento, una sonrisa en medio del dolor y sufrimiento.

Nuestras gentes están necesitadas de compañía, necesitan personas que les dediquen su tiempo y su atención. Hoy por hoy, ha aumentado notablemente el número de residencias de ancianos y centros de día. Desde mi experiencia como voluntario en uno de estos centros, puedo decir que la satisfacción es muy grande cuando ayudas a estos mayores, cuando simplemente permaneces a su lado, junto a ellos.

Al recordar hoy a Nuestra Señora de Lourdes quiero pedir por todos los enfermos, por las personas que les acompañan en esos momentos difíciles de su vida. Pido también por los voluntarios, gente que dedica su tiempo y su vida a los demás. Cada vez más, nuestra sociedad necesita personas comprometidas con sus prójimos, gente que sepa anunciar a ese Cristo que se hace vida en los más desvalidos. Los enfermos necesitan de nuestro calor, de nuestras manos amigas. Ofrezcamos nuestras manos a estos enfermos, para que también puedan encontrar el consuelo y la paz en nosotros, para que por medio nuestro puedan experimentar y descubrir el rostro de Dios.