Entre Chupitos…

Esta noche nos hemos reunido un grupo de amigos en casa para cenar y plantar cara al hambre. Sí, es algo que solemos hacer al menos una vez al año, rememorando años vividos en nuestra etapa de jóvenes universitarios cuando promovimos la celebración de la Semana de la Solidaridad en nuestra Residencia de Estudiantes. Una actividad que organizamos varios años y que permitió a muchos jóvenes dar lo mejor de sí mismos en ese deseo de construir un mundo mejor. Por eso, cada uno libre y voluntariamente, después de cenar deposita su donativo en uno de esos «famosos sobres azules de Manos Unidas» para colaborar con algún proyecto de desarrollo. Este año nos toca la India, donde colaboraremos con la construcción de un internado para niñas tribales en Deogarh, Odisha, una aldea de la Diócesis de Sambalpur, en la Costa Este de la India. Un gesto sencillo, que saca de nosotros la parte más solidaria, que nos ayuda a conocer otras realidades de nuestro mundo y que nos abre a la generosidad, a compartir, a plantar cara al hambre… Por ello, nos hemos informado y formado sobre algunos proyectos y acciones realizadas por Manos Unidas y hemos comentado algunos clipmetrajes -vídeos de un minuto de duración- que sirven para sensibilizar a nuestra socidad con un mensaje claro y rotundo. Y es que, más de la mitad de los alimentos que producimos en Europa acaban en la basura, mientras 795 millones de personas pasan hambre en el mundo. Soy de los que piensa que si uno crece con ese espíritu de solidaridad es algo que mantiene durante toda su vida. Y estos jóvenes hemos crecido, de alguna manera, implicados durante nuestra etapa de la Residencia en algo que nos ilusionó y a lo que dedicamos muchas horas, colaborando con esa «construcción de la nueva civilización de la paz y el amor», de la que tantas veces habló Juan Pablo II.

La cena, «sencillita» por esto de ser Cuaresma y vivir un poco el espíritu de austeridad pensando en los que no tienen nada que llevarse a la boca, ha comenzado elevada. Sí, los primeros recuerdos nos han llevado al 11-M,a las víctimas y a sus familias, a cómo lo vivimos algunos hace 12 años… Sentimientos dolorosos, donde las calles de Madrid y las del resto de España enmudecieron ante este hecho, donde la solidaridad humana se dejó sentir, donde surgieron muchos interrogantes… Y a partir de estos recuerdos, la conversación se ha elevado un poco más. Salen de nuevo los interrogantes más profundos del ser humano: ¿quién soy?, ¿hacia dónde caminamos?, ¿qué es la felicidad?, ¿qué nos espera después de la muerte?… Ha sido un diálogo intenso, sincero, cargado de mucha Verdad… Verdad con mayúsculas que algunos aún no han descubierto, pero que en el fondo de su corazón anhelan. Es ese sentimiento de búsqueda de Lo Bueno, Lo Bello, Lo Justo… Estoy convencido que cada uno tiene sus tiempos y que también Dios juega con ello, por eso «hay que ponerse a tiro y dejarse tocar»… Porque muchas veces, envueltos en el ruido de la vida, no dejamos hueco para la escucha… ¡Necesitamos abrir nuestras vidas al Amor de Dios! Así que los que ya tenemos, de algún modo, la experiencia del encuentro debemos encomendar… ¡La oración hace milagros!

Hemos continuado conversando de lo divino y de lo humano, de experiencias de fe compartidas y vividas, de la Semana Santa, de las vocaciones, de afecto y sexualidad, de libros -‘La Llaga de Dios’- que he regalado a uno de ellos, de política… ¡Madre mía, tema espinoso, donde todos hemos coincidido en la necesidad de un Gobierno estable, de una España en la que los políticos sean honestos y realmente tengan vocación de servicio y de entrega…! ¡Casi nada en estos tiempos que corren, aunque sabemos que hay muchas personas que se dejan la piel por servir a la sociedad, especialmente en la política más cercana…! En esa crónica social no podían faltar los refugiados, las Misioneras de la Caridad asesinadas y otras noticias que hacen que cada día nos vayamos haciendo, quizás, un poco más insensibles al dolor. Y es que, a veces, parece que nos hemos vacunado contra la realidad de nuestro mundo, que nos es ajena y en la que obviamos a las personas; una sociedad deshumanizada que ha perdido el rumbo…

Vamos aterrizando, comentando cómo nos va la vida, poniéndonos al día de nuestras cosas, haciendo camino juntos… Compartimos anhelos y esperanzas, sueños e ilusiones… Todo ello al calor, ¡y hacía mucho por esto de tener calefacción central!, de una crema de orujo de chocolate con menta que nos ha dejado un buen sabor de boca. Sin duda alguna, ¡qué bueno es compartir la vida y la amistad! Esas amistades auténticas con las que uno hace camino, a pesar de las diferencias. Esas amistades profundas que uno desea tener siempre a su lado, aunque a veces la vida nos lleve por distintos derroteros. Pero sabemos, que en el fondo, siempre podremos contar con estos amigos y que la vida, de alguna manera, también va separando el grano de la paja…

Hoy es una de esas noches en las que me voy a la cama con el corazón agradecido, con una sensación de paz que hace a uno un poco más feliz… Me siento privilegiado de contar con buena gente para hacer camino… Un camino en el que hoy también hemos recordado a los que más sufren aportando nuestros donativos para colaborar con un mundo más justo y solidario, comprometiéndonos en esa lucha por un mundo mejor… Un camino en el que también han estado presentes los amigos ausentes, con sus situaciones concretas, y con el deseo de poner los medios para ir viéndonos, especialmente con los que se encuentran fuera de la Capital de España. Un camino, en definitiva, ilusionante y esperanzador, con grandes deseos de encuentro con la Verdad, con anhelos de salir de la rutina y hacer algo por construir un mundo mejor, algo auténtico que colme nuestros corazones jóvenes… ¡¡Ese Encuentro es posible!!