Con la llegada del Frío…

Acabamos de finalizar el mes de Noviembre, unos días en los que hemos tenido un recuerdo especial por los difuntos, por aquellas personas que compartieron su vida con nosotros y ya han partido de este peregrinar terreno.

Con el cambio de la hora el último sábado de Octubre, el Otoño y ahora encaminados hacia el Invierno, nos vamos adentrado en los días tristes, en esos días en los que anochece demasiado pronto; esos días en los que reina el frío y lo que más apetece es el calor hogareño. Hace ya unos días que hemos sacado nuestros prendas de abrigo de los armarios con el fin de protegernos de las nieblas, las heladas y nieves que en algunos lugares de España ya han llegado y de los vientos y lluvias que llegarán.

Pero lo que realmente me conmueve en estos días es el contraste tan profundo en el que vivimos. Por un lado, nos encontramos la dura realidad de los “sin techo”, esas personas que viven en la calle de las limosnas y la buena voluntad de los ciudadanos. Vemos, por otro lado, los grandes preparativos externos para las celebraciones navideñas. Los escaparates de las tiendas nos recuerdan que se acerca la Navidad. Miles de luces y colores intentan romper con el frío ambiente, con la tristeza de las tardes invernales. El agobio de las gentes comprando, preparando sus banquetes y regalos navideños. Y en el fondo de esto queda el contraste de la Navidad: los más pobres de la sociedad. Pasamos a su lado, en algunos casos incluso nos llegamos a compadecer, les miramos, pero nos cuesta meter la mano en el bolsillo para darles unas miserables monedas. La mayoría nos auto-justificamos asegurando que lo van a malgastar.

Nos falta la acción, la capacidad de compartir con esos hermanos nuestros aquello que necesitan: nuestra comprensión, nuestro diálogo y también nuestra ayuda material. Preparémonos para la Navidad con ese espíritu de hermandad que tantos y tantos hombres de nuestro tiempo necesitan. Escuchemos, al menos en estas fechas tan entrañables y familiares, la voz de los “sin techo”. De este modo descubriremos el Misterio de la verdadera Navidad, acogiendo a ese Niño que también tuvo que nacer pobre entre los pobres.