El Sentido de la Vida…

Cuando nada nos llama, cuando nada nos importa, cuando nada nos interesa…, sentimos el aburrimiento, el tedio y el hastío de la vida. Nos da igual una cosa que otra, porque “nada tiene sentido” para nosotros.

Podemos afirmar que nada tiene sentido para el que no se interesa, pero seguro que llega un momento en el que uno se plantea la vida de otra manera, le surgen diversas cuestiones e interrogantes. Dependiendo de la edad, cada uno buscará el sentido de su vida en un algo, -o Alguien-, determinado. Así el niño desea ver sus sueños cumplidos. Todos hemos dicho alguna vez: “yo, de mayor, quiero ser…”. Esta afirmación deja ver lo esencial de la vida, la ilusión que todos ponemos en lograr un ideal o cumplir un determinado objetivo. El joven es un buscador de la verdad, es decir, intenta encontrar el sentido pleno de la felicidad. En este momento, el joven tiene que ser fuerte y capaz de decidir y discernir entre unas cosas u otras: estudio-trabajo, carrera universitaria-módulos de formación personal… Muchas son las posibilidades que se le presentan al joven y muchas las decisiones que ha de tomar. Es importante saber optar por el mejor camino para ser feliz. El adulto tiene otras preocupaciones, intenta buscar lo mejor para su vida y para la vida de los que le rodean (pareja, hijos…). El trabajo, el tiempo libre, la familia y muchas otras cosas ocupan la vida del adulto. Necesita abrirse a la trascendencia, a lo esencial. Por último, el anciano es el que mira al pasado. Intenta descubrir todas las acciones buenas que ha realizado a lo largo de su vida. Y con las manos cansadas del trabajo y del esfuerzo realizado a lo largo de varios años se presenta ante Dios, ofreciéndole todos los años vividos y pidiéndole aliento para seguir caminando.

Todas las etapas de la vida tienen un sentido que ha de estar orientado hacia la felicidad, hacia la realización plena. Necesitamos que a veces nos recuerden todas las cosas buenas que podemos hacer, ya que en muchas ocasiones experimentamos en nuestra vida el tedio, el cansancio, el dolor. Pese a todo esto, hay que seguir ofreciendo sonrisas a todos los que nos rodean. Amigo, no podemos quedarnos con los brazos cruzados, tenemos muchas cosas que hacer y el tiempo pasa demasiado rápido. Cada etapa de la vida, con sus tristezas y alegrías, nos ofrece nuevas oportunidades para ser felices y hacer felices a los que nos rodean. Y es que, amigos, la vida tiene sentido y merece la pena vivirla, ¿te apuntas?

CON LA LLEGADA DE LOS REYES…

Ya van terminado las celebraciones navideñas y hemos comenzado un Año Nuevo, unos meses en los que queremos hacer realidad todos nuestros deseos. Este Año he pedido algo muy especial a los Reyes Magos. Mi carta a sus Majestades es esta:

Queridos Reyes Magos:

Hoy os escribo para contaros algo que me ha sucedido hace unos días, cuando unos niños me preguntaron si creía en vuestra existencia. Mi respuesta, ante semejante pregunta, fue afirmativa. Y ellos comenzaron a reírse de mí. Pronto me di cuenta de que algo fallaba en estos niños, así que intenté explicarles el misterio de la Navidad. Ellos me escuchaban con atención, como si les estuviera contando un cuento, cuando en realidad lo que hacía era contarles el significado de la verdadera Navidad.

Hay personas que todavía no creen en vuestra existencia, pero lo cierto es que cada año nos traéis una nueva ilusión, una nueva sonrisa. Es difícil intentar encasillaros dentro de unos modelos de hombres. Más difícil resulta a la imaginación la historia de los camellos, es decir, que dudamos de vuestra asistencia a las casas de todos los niños del mundo.

Algunos años, sin saber porqué, recibimos un exceso de regalos, y esto nos preocupa. Muchos de ellos no nos sirven para nada y los tenemos que desechar a los pocos días. Otros, pasan al rincón de los inutilizados y permanecen allí hasta que un día se nos ocurre la brillante idea de tirarlos al contenedor más cercano. Y hay otro tipo de regalos que nos separan del mundo, de los amigos, como suele pasar con muchos de los videojuegos y videoconsolas, muy de moda en la actualidad.

Pero hoy no quiero pediros ni regalos, ni juguetes,… Hoy quiero pedir una sonrisa para todas las familias que en estos días están pasando algún sufrimiento o necesidad. También me gustaría que la paz se hiciera realidad en cada persona, en cada uno de nuestros corazones. Necesitamos que esa paz llegue a todos los rincones del mundo, de la tierra… Cada día entran por nuestras retinas cantidad de imágenes violentas y parece que nos vamos haciendo un tanto insensibles al dolor y sufrimiento de la humanidad… Por desgracia, aún hay personas que mueren cada día de hambre, por las guerras y la violencia… Debemos despertar nuestras conciencias para cambiar, en la medida de lo posible, estas realidades de nuestro mundo…

Por último, quiero contaros que estos niños se convencieron de que “el hombre que confía en la verdadera Navidad, y se esfuerza por vivirla, llega a descubrir el gran misterio sucedido en Belén”. Ahora más que nunca puedo afirmar que existe la Navidad y que los Reyes son los mensajeros de ese Dios nacido en Belén.

¡Feliz Día de Reyes y que la ilusión siempre sea una constante en nuestras vidas!