A Nuestras Gentes del Campo y del Mar…

Si miramos a la meseta, a los campos de las dos Castillas, podemos deducir que estamos de recogida. Desde varias semanas, los agricultores están cosechando sus campos de cebada y de trigo, esos campos que han ido cuidando con mimo y mucho cariño a lo largo de todo un año. El fruto es abundante, tal y como se esperaba. Sublime vocación la del labrador, que ha de tener una actitud paciente y debe mirar al cielo, mirar a lo alto y esperar a que el tiempo venga apropiado para los campos.

Pienso que la actitud de la espera es muy noble, pues el agricultor mira a lo alto y pone muchas veces su confianza en Dios. Es una actitud de fe que en ocasiones no entendemos, pero que se ha ido transmitiendo de generación en generación. Por eso, en muchas localidades de España se celebran diversas fiestas y procesiones con un fin de agradecimiento por los beneficios recibidos. Pero en ocasiones, las rogativas y novenas también marcan a nuestras gentes, pues acuden a ese Dios para pedirle las lluvias abundantes en época de sequía, la desaparición de pestes y plagas cuando éstas asolan los cultivos…

En fin, que esta actitud también va de la mano de las gentes del mar, que en ocasiones salen a pescar y vuelven con las redes vacías. Es una actitud de confianza en el mar, de confiar también en uno mismo con el fin de obtener una pesca abundante. Hoy, 16 de Julio, celebramos la festividad de la Virgen del Carmen, una fiesta muy entrañable para los pescadores, para esas familias que tienen puesta su esperanza en la Patrona del Mar.

Mi recuerdo sencillo en este día para estas gentes, para estos hombres y mujeres que en estos meses de verano trabajan de una manera especial recolectando lo sembrado y pescando el alimento de nuestras gentes.

El Verano, Tiempo de Crear…

El tiempo pasa veloz y nos encontramos avanzando los primeros días del mes de Julio, en medio del calor veraniego. En mi opinión, esta época estival no es un paréntesis en nuestro actuar de cada día, sino que debe ser un continuar relajado de nuestras tareas cotidianas. Ese flujo de ir y venir, ese espíritu de lo cotidiano…, deben refrescarse en medio de estos meses de vacaciones y descanso.

Los niños y jóvenes, en ocasiones, pueden participar en diversas actividades de voluntariado, en campamentos, en escuelas de verano… Son actividades que les ocupan su tiempo libre en comunidad, en compañía de diversas personas a través de las cuales puede surgir una profunda amistad… No podemos olvidar a tantas personas que en esta época trabajan con tesón y esfuerzo, desde los agricultores hasta el sector hostelería, pasando por otros industriales y personal de servicio que en estas fechas encuentra su «época fuerte» de trabajo.

También en esta época son numerosas las personas que acuden a sus lugares de origen, a aquellos pueblos que les vieron nacer y donde pasaron sus primeros años de infancia y juventud. Estas gentes tuvieron que decir adiós a sus tierras y partieron de ellas en busca de trabajo. Gentes anhelantes de su «patria chica», personas que siempre llevaron en su corazón las experiencias vividas entre sus paisanos… Me alegra recordar a este tipo de personas que acude cada verano a mi pueblo, a esos amigos de mis padres y abuelos, a esas gentes que te saludan como si te conocieran de toda la vida…

Hoy simplemente quiero tener un recuerdo a estas personas, a estos amigos que, pese a la distancia, siguen con ilusión todo lo que acaece a nuestras gentes. Ellos, a su manera, colaboran con la vida del pueblo y es una alegría grande contar con su presencia. Aprovechemos este tiempo de vacaciones y descanso para acercarnos un poco más a la vida cultural, social y deportiva de nuestros pueblos y ciudades, para compartir nuestra vida y aficiones con nuestros amigos y paisanos, para sembrar un poco de ilusión y sosiego en cada una de las personas que se crucen por nuestro camino. Seguro que el verano será diferente, porque el verano también es tiempo de crear… ¡intentémoslo!

RENACER A LA VIDA…

Parece que con la llegada de la Primavera todo recobra vida: los paisajes, los pueblos y ciudades, los parques y plazas… Y es que salimos del letargo invernal, de esos meses fríos en los que hemos prescindido de algunas actividades de ocio y tiempo libre para realizar otras, quizás más hogareñas y recogidas.

Con la llegada del buen tiempo muchos de nuestros pueblos y ciudades celebran sus Fiestas Patronales, días de encuentro y diversión, de relax y reconciliación, días de gratitud por celebrar un año más estas fiestas. La Feria de Abril en Sevilla; Santo Toribio en Palencia; San Isidro Labrador en Madrid y en muchos pueblos y ciudades de España, donde agricultores y ganaderos siguen celebrando con todos los honores al Santo Labrador; San Gregorio en Baltanás, mi pueblo natal… Y unidos a estos festejos nos encontramos con otros acontecimientos familiares de gran trascendencia, como la celebración de algunos sacramentos, tales como el Bautismo, la Primera Comunión o Eucaristía, la Confirmación o el Matrimonio. Son acontecimientos unidos a la Iglesia Católica que dan sentido a la vida de numerosas familias.

La celebración de estas Fiestas Patronales, así como de los diversos sacramentos, congregan a numerosas familias en el pueblo o ciudad natal, en el entorno que más unido esté a las raíces familiares. Son fechas que no pasan por alto y que nos permiten estrechar lazos de unión con nuestras gentes, con esas personas a las que de verdad queremos y apreciamos.

Ciertamente es en los pueblos donde más notoria se hace la presencia de esas personas que, por diversas razones, tuvieron que abandonar su casa, su familia, su entorno más próximo. Muchas ya están jubiladas y disfrutan de la Primavera y el Verano en sus tierras natales, compartiendo las experiencias propias de la vida, sembrando alegría entre sus familiares, amigos y paisanos. Y son muchos los que acuden a las Fiestas Patronales para honrar a su Patrón o Patrona; para renovar anualmente esa visita festiva; para pedir con fe o agradecer de corazón; para rememorar, es decir, pasar por el corazón esas vivencias que un día dejaron huella en sus vidas y en las que están presentes de algún mudo amigos y familiares, tanto vivos como difuntos… Algo similar ocurre con las celebraciones familiares.

Días de gozo para nuestros pueblos y ciudades, días alegres y festivos, días de encuentro y diversión. Que la alegría de la Primavera renueve en nosotros la ilusión de la niñez y la juventud, de esos años plenamente felices que marcaron nuestras propias vidas y nuestra propia historia para que también renazcamos a la Vida.

Unas Fiestas muy especiales…

Con la llegada del buen tiempo, todo vuelve a la vida. El paisaje, los días, todo lo que nos rodea despide un colorido especial, una “alegría” única. Y en medio de ese renacer, muchos de nuestros pueblos celebran sus fiestas patronales, unos días de relax y diversión, unos días de encuentro, diversión y descanso.

Hoy celebramos la memoria de San Gregorio Nacianceno, arzobispo en Constantinopla en el siglo IV y Patrono de mi pueblo. Según cuenta la leyenda, tal día como hoy, allá por 1629, una terrible plaga de langosta asolaba los campos de Baltanás (Palencia). Los baltanasiegos acudieron a la Patrona del pueblo, la Virgen de Revilla, para que les liberara de tal castigo, y en solemne procesión suplicaron a la Gran Señora que intercediera para que terminara tan nefasto azote. Al llegar al lugar donde hoy se encuentra la Ermita de San Gregorio, de improviso, quedó fulminada la nube de langosta. Por este milagro, el pueblo levantó una Ermita en honor de San Gregorio y la Corporación Municipal prometió en solemne “voto de villa” acudir todos los años en rogativa y ofrecer la Eucaristía en Acción de Gracias.

Tal vez todo esto pueda sonarnos “a cuento”, pero lo cierto es que la devoción popular nos lo ha ido transmitiendo a través de los siglos con mucha veneración y respeto. Mi reflexión en el día de hoy se dirige a conservar estas tradiciones que están muy arraigadas a nuestros pueblos y ciudades, a nuestras gentes. A través de los siglos, se ha ido transmitiendo esta devoción de una manera sencilla, pero llena de vivencias y recuerdos.

En mi caso concreto, estas fiestas resultan muy especiales, pues tienen un carácter familiar y campechano. Por si fuera poco, son los propios vecinos del pueblo los que ponen la “carne en el asador” para organizar diversos actos, con el fin de disfrutar de unos días intensos de alegría y convivencia. Ojalá mantengamos viva la memoria de todos aquellos que nos han precedido en el camino de la vida y que un día también celebraron la Fiesta de San Gregorio. Día grande y día de recuerdo, donde en todos los hogares de los baltanasiegos, por muy lejos que estén de su pueblo natal, comerán la tortilla, el plato típico de la Campera de la Ermita. Es un modo de mantener viva esa costumbre que va pasando de generación en generación, de estar unidos a las raíces y de agradecer, de algún modo, lo que un día inculcaron padres y abuelos.

¡¡¡Feliz Día de San Gregorio!!!

Bienaventurados Sociales del Paro y Pluriempleo

Mi abuelo Cándido siempre ha sido un referente en mi vida. Él pasó haciendo el bien a todos los que le rodeaban. Colaboró en la vida cultural y política de su pueblo, trabajó incansablemente por su Parroquia, sembró alegría y esperanza en todos los que le rodeaban, especialmente en los ancianos.

Hace ya unos años, llegaron a mis manos unas Bienaventuranzas Sociales que él mismo escribió hace tiempo y que considero que pueden estar vigentes en la sociedad actual. En esta víspera del Día Internacional del Trabajo, bajo el Patrocinio San José Obrero, comparto esta sencillas Bienaventuranzas que nos pueden ayudar a crear un mundo más justo y solidario.

  1. Bienaventurados los que se empobrecen por invertir y crear puestos de trabajo, porque acumulan acciones en el Reino.
  2. Bienaventurados los que renuncian al pluriempleo, que no necesitan para vivir dignamente.
  3. Bienaventurados los funcionarios públicos, que trabajan como si se tratase de algo suyo.
  4. Bienaventurados los profesionales que no se oponen a las reformas justas de su trabajo profesional.
  5. Bienaventurados los obreros y empleados que prefieren que haya puestos de trabajo para todos antes que sus propias horas extraordinarias.
  6. Bienaventurados los trabajadores que no estafan a la seguridad del estado o desempleo, simulando un paro que no existe.
  7. Bienaventurados los banqueros, intermediarios y comerciantes que no se aprovechan de la situación para aumentar sus ganancias.
  8. Bienaventurados los políticos y sindicalistas, que se esfuerzan en crear auténticas soluciones para el paro, por encima de estrategias de partido.

Simplemente, quiero dejar constancia de estas Bienaventuranzas que tienen un claro sentido de justicia y bien común por encima de intereses particulares. Agradezco a mi abuelo Cándido todo aquello que en el transcurrir de su vida nos enseñó, aquellos valores que permanecen intactos en mi corazón… Siempre pendiente de todo y de todos, supo pasar “haciendo el bien”. Sin duda alguna, ¡cuántos motivos tenemos para dar gracias a Dios por nuestros mayores, por ese hermoso legado de vida que nos han dejado!

Rastrillo Solidario…

Este fin de semana he tenido la oportunidad de acercarme a uno de los Rastrillos Solidarios que en diversos momentos del año montan en una Iglesia. Algo que cada vez es más habitual en estos tiempos que vivimos, marcados por una profunda crisis social, donde todos los recursos son válidos para ayudar a los que más lo necesitan. Desde hace varios meses, en la Parroquia nos anunciaron el tradicional Rastrillo Solidario de Primavera, una buena oportunidad para vaciar armarios y estanterias, contribuyendo de este modo a una buena causa. Y es que, si miramos con atención en nuestras casas, nos daremos cuenta que están repletas de un montón de cosas que, probablemente, jamás lleguemos a utilizar… En esta ocasión, todos los donativos recaudados con el Rastrillo Solidario se han destinado para Cáritas, con el fin de ayudar a muchas familias cercanas a nosotros que en estos momentos están pasando por distintos tipos de dificultades.

Me llama la atención la actitud del grupo que coordina esta actividad. Desde hace meses, trabajan en la clasificación y limpieza de todos los objetos donados. Desde ropas y libros hasta bisutería, porcelanas y un sinfín de piezas -todas ellas en buen estado- a las que han dado un valor para ayudar a otros. Era raro acercarse al Rastrillo y no salir con alguna cosa, porque todos los voluntarios, mayoritariamente mujeres, aprovechaban cualquier visita para invitarte a colaborar. Y lo hacían con esa actitud de servicio y entrega que te llega a lo más profundo de tu ser, que hace que te cuestiones de algún modo los valores y cimientos de tu propia vida…

La verdad es que son gente de otra pasta, con el rostro alegre, invitando a la caridad en plena calle… Así han estado dos días enteros, cargando cajas, envolviendo objetos, aguantando el fresco de las mañanas y los atardeceres, incluso soportando la lluvia que apareció en la última tarde… Pero siempre con la sonrisa en el rostro.

Al llegar a casa, con las correspondientes bolsas de los objetos adquiridos, me he dado cuenta de la necesidad que tenemos de acercarnos un poco más a nuestros mayores, de aprender de su capacidad de entrega generosa, buscando siempre el bien de los otros… Estos voluntarios, de cierta edad, acumulan una experiencia de la vida en su sentido más amplio… Saben lo que es la lucha, el dolor, el sufrimiento,… Saben de alegrías, esperanzas y anhelos… Y saben que, a pesar de los años, se puede ayudar, se puede tender la mano al que más lo necesita… No importa el frío ni el cansancio, es más importante el corazón rebosante y satisfecho por la entrega a los hermanos… Una caridad bien entendida, anónima, compartida, que hace partícipes a otros prójimos… Sin duda alguna, ha sido una lección de vida y conozco muy de cerca el trabajo anónimo de muchas personas implicadas en esa construcción de un mundo mejor… Ese mundo que los jóvenes llevamos por bandera, pero que tantas veces nos cuesta asumir como nuestro comprometiéndonos para liderar un cambio que nos permita «construir la nueva civilización de la paz y el amor»… Y es que el compromiso parece que sólo es para valientes…

Hoy mi invitación es a que sigamos un poco más de cerca los pasos de nuestros mayores, que aprendamos de ese hermoso legado que un día nos dejarán, que cojamos el testigo desde ya para hacer que otro mundo sea posible… Y que lo hagamos como ellos, siempre con una sonrisa en el rostro, porque la caridad bien entendida empieza por uno mismo, por nuestros gestos, nuestro estilo de vida, nuestras actitudes con las personas que caminan a nuestro lado… Sólo entonces podremos salir de nosotros mismos para entregarnos a los demás y vivir en plenitud la caridad.

Mi corazón canta agradecido por tantas personas que hacen de su vida un canto a la caridad y que irradian la alegría de darse, iluminando con su día a día a tantas personas que viven en la soledad, la pobreza, la desesperanza… ¡Aprendamos de su ejemplo!

Festividad de San José

Nos encontramos ante una de las fiestas más emblemáticas en nuestro país: la memoria de San José, Esposo de la Virgen María. Es un día muy entrañable en muchos pueblos y ciudades de España, ya que numerosos lugares celebran sus Fiestas Patronales en honor al Santo Patriarca. Y me gustaría aclarar que este Santo es el Padre del Niño Jesús, por eso celebramos también la Fiesta del Padre.

Es una jornada muy especial para recordar y homenajear a nuestros padres, a los que aún están con nosotros y a los que ya celebran este día junto al Padre Dios. Dejando a un lado los valores comerciales que intentan ofrecernos a lo largo de varias semanas, hemos de tomar conciencia de la importancia que tiene la figura del padre como cabeza de familia, como pilar clave en la educación de los hijos y, en muchos casos, también en la educación de los nietos.

San José es el modelo para todos los padres, un modelo de humildad, de sencillez, de tarea callada pero llena de frutos. Un modelo de fe viva, de esperanza y caridad. Su vida sencilla es un estímulo en nuestro camino de cada día para aprender a valorar lo esencial de la propia vida, de los acontecimientos que vivimos en nuestro caminar diario.

Seguro que en este momento afloran en nuestra mente muchos de los momentos que hemos vivido con nuestros padres y que, sin duda alguna, han marcado lo que somos y tenemos. Simplemente en este día me gustaría reconocer esa tarea callada, silenciosa, que tanto bien está haciendo a muchas familias. Palabras de gratitud para los que aún disfrutan del cariño paternal y palabras de esperanza para aquellos que imploramos cada día la intercesión de nuestros Padres desde la Casa del Padre… En esta fiesta, me gustaría pedir a San José la protección de tantas familias que han pasado, o están pasando, por momentos de dificultad o crisis, por situaciones inestables, de sufrimiento y dolor. Recordemos que la familia es el pilar fundamental en la educación de los hijos, un pilar en el que hemos de apoyarnos para asentar bien nuestras propias construcciones de futuro. Si así lo hacemos, seguro que nuestras propias vidas estarán edificadas sobre roca firme. Que San José nos bendiga a todos, especialmente a los padres de familia y a aquellos que están bajo su advocación, como los futuros sacerdotes o los que pasan cada día por el tránsito de la vida terrena a la Vida Eterna.

Entre Chupitos…

Esta noche nos hemos reunido un grupo de amigos en casa para cenar y plantar cara al hambre. Sí, es algo que solemos hacer al menos una vez al año, rememorando años vividos en nuestra etapa de jóvenes universitarios cuando promovimos la celebración de la Semana de la Solidaridad en nuestra Residencia de Estudiantes. Una actividad que organizamos varios años y que permitió a muchos jóvenes dar lo mejor de sí mismos en ese deseo de construir un mundo mejor. Por eso, cada uno libre y voluntariamente, después de cenar deposita su donativo en uno de esos «famosos sobres azules de Manos Unidas» para colaborar con algún proyecto de desarrollo. Este año nos toca la India, donde colaboraremos con la construcción de un internado para niñas tribales en Deogarh, Odisha, una aldea de la Diócesis de Sambalpur, en la Costa Este de la India. Un gesto sencillo, que saca de nosotros la parte más solidaria, que nos ayuda a conocer otras realidades de nuestro mundo y que nos abre a la generosidad, a compartir, a plantar cara al hambre… Por ello, nos hemos informado y formado sobre algunos proyectos y acciones realizadas por Manos Unidas y hemos comentado algunos clipmetrajes -vídeos de un minuto de duración- que sirven para sensibilizar a nuestra socidad con un mensaje claro y rotundo. Y es que, más de la mitad de los alimentos que producimos en Europa acaban en la basura, mientras 795 millones de personas pasan hambre en el mundo. Soy de los que piensa que si uno crece con ese espíritu de solidaridad es algo que mantiene durante toda su vida. Y estos jóvenes hemos crecido, de alguna manera, implicados durante nuestra etapa de la Residencia en algo que nos ilusionó y a lo que dedicamos muchas horas, colaborando con esa «construcción de la nueva civilización de la paz y el amor», de la que tantas veces habló Juan Pablo II.

La cena, «sencillita» por esto de ser Cuaresma y vivir un poco el espíritu de austeridad pensando en los que no tienen nada que llevarse a la boca, ha comenzado elevada. Sí, los primeros recuerdos nos han llevado al 11-M,a las víctimas y a sus familias, a cómo lo vivimos algunos hace 12 años… Sentimientos dolorosos, donde las calles de Madrid y las del resto de España enmudecieron ante este hecho, donde la solidaridad humana se dejó sentir, donde surgieron muchos interrogantes… Y a partir de estos recuerdos, la conversación se ha elevado un poco más. Salen de nuevo los interrogantes más profundos del ser humano: ¿quién soy?, ¿hacia dónde caminamos?, ¿qué es la felicidad?, ¿qué nos espera después de la muerte?… Ha sido un diálogo intenso, sincero, cargado de mucha Verdad… Verdad con mayúsculas que algunos aún no han descubierto, pero que en el fondo de su corazón anhelan. Es ese sentimiento de búsqueda de Lo Bueno, Lo Bello, Lo Justo… Estoy convencido que cada uno tiene sus tiempos y que también Dios juega con ello, por eso «hay que ponerse a tiro y dejarse tocar»… Porque muchas veces, envueltos en el ruido de la vida, no dejamos hueco para la escucha… ¡Necesitamos abrir nuestras vidas al Amor de Dios! Así que los que ya tenemos, de algún modo, la experiencia del encuentro debemos encomendar… ¡La oración hace milagros!

Hemos continuado conversando de lo divino y de lo humano, de experiencias de fe compartidas y vividas, de la Semana Santa, de las vocaciones, de afecto y sexualidad, de libros -‘La Llaga de Dios’- que he regalado a uno de ellos, de política… ¡Madre mía, tema espinoso, donde todos hemos coincidido en la necesidad de un Gobierno estable, de una España en la que los políticos sean honestos y realmente tengan vocación de servicio y de entrega…! ¡Casi nada en estos tiempos que corren, aunque sabemos que hay muchas personas que se dejan la piel por servir a la sociedad, especialmente en la política más cercana…! En esa crónica social no podían faltar los refugiados, las Misioneras de la Caridad asesinadas y otras noticias que hacen que cada día nos vayamos haciendo, quizás, un poco más insensibles al dolor. Y es que, a veces, parece que nos hemos vacunado contra la realidad de nuestro mundo, que nos es ajena y en la que obviamos a las personas; una sociedad deshumanizada que ha perdido el rumbo…

Vamos aterrizando, comentando cómo nos va la vida, poniéndonos al día de nuestras cosas, haciendo camino juntos… Compartimos anhelos y esperanzas, sueños e ilusiones… Todo ello al calor, ¡y hacía mucho por esto de tener calefacción central!, de una crema de orujo de chocolate con menta que nos ha dejado un buen sabor de boca. Sin duda alguna, ¡qué bueno es compartir la vida y la amistad! Esas amistades auténticas con las que uno hace camino, a pesar de las diferencias. Esas amistades profundas que uno desea tener siempre a su lado, aunque a veces la vida nos lleve por distintos derroteros. Pero sabemos, que en el fondo, siempre podremos contar con estos amigos y que la vida, de alguna manera, también va separando el grano de la paja…

Hoy es una de esas noches en las que me voy a la cama con el corazón agradecido, con una sensación de paz que hace a uno un poco más feliz… Me siento privilegiado de contar con buena gente para hacer camino… Un camino en el que hoy también hemos recordado a los que más sufren aportando nuestros donativos para colaborar con un mundo más justo y solidario, comprometiéndonos en esa lucha por un mundo mejor… Un camino en el que también han estado presentes los amigos ausentes, con sus situaciones concretas, y con el deseo de poner los medios para ir viéndonos, especialmente con los que se encuentran fuera de la Capital de España. Un camino, en definitiva, ilusionante y esperanzador, con grandes deseos de encuentro con la Verdad, con anhelos de salir de la rutina y hacer algo por construir un mundo mejor, algo auténtico que colme nuestros corazones jóvenes… ¡¡Ese Encuentro es posible!!

 

 

 

Celebrar la Vida…

Hoy es uno de esos días en los que uno se va a la cama con un buen sabor de boca… Compartir y celebrar la vida, hacer camino junto a personas que significan algo especial para mí es todo un gozo… Y ver cómo nuevas vidas se van abriendo paso en ese círculo de amistades que un día comenzamos a caminar es algo que no tiene precio.

Hoy me voy a la cama con esa sensación de caminar junto a personas auténticas, cada una a su manera, con sus puntos de vista y sus inquietudes; con su pasado, presente y futuro; con sus problemas y dificultades; con sus alegrías y anhelos…

Hoy me acuesto con un sentimiento de paz en el corazón, de gratitud a la vida, de esperanzas compartidas. Uno ve, con el paso del tiempo, cómo la Providencia pone en el camino a personas con las que avanzar por la vida; con muchos se inicia la marcha aunque, a medida que caminamos, algunos se van quedando en la orilla. Es verdad que siempre hay nuevas incorporaciones, nuevas amistades que quieren avanzar contigo por la senda de la vida. Y suele ser realidad aquello de que «los amigos de mis amigos, son mis amigos».

Hoy doy gracias a la Vida por la amistad, por las distintas personas con las que voy haciendo camino. Y en esta noche, doy gracias, de manera especial, por esa «familia de la Resi» -una familia plural de los distintos puntos de nuestra geografía española-, que durante unos años compartimos algo más que unas comidas o cenas. Estoy seguro que todos guardamos en nuestro corazón esos momentos especiales, esos cafés interminables, esas actividades que organizábamos y nos hacían disfrutar de la propia vida, esas anécdotas que salen una y otra vez en nuestros encuentros y nos ayudan a rememorar y recordar con gratitud a tanta gente como se ha cruzado en nuestro camino, esas confidencias compartidas, esos sueños que van tomando forma con el paso del tiempo, esos hombros en los que derramar lágrimas, esas manos que nos ayudan a levantarnos y ese corazón que rebosa felicidad cuando la vida nos ofrece motivos para celebrar,… Esa complicidad de unas vivencias intensas de la amistad fraguadas en plena juventud hace que, a pesar del paso del tiempo, cada encuentro sea como un punto y seguido en nuestras vidas, como si nos entendiéramos a la perfección con una mirada, un gesto o una simple sonrisa. Cada día estoy más convencido de que «quien tiene un amigo, tiene un tesoro», por lo que hay que saber cuidar y mimar a cada una de nuestras amistades, sabiendo dar y compartir un poco de nuestro tiempo y de nuestras vidas, a pesar de la inercia y la rutina propias de nuestro día a día.

Hoy pido a la Vida que nos siga regalando momentos para celebrar y compartir, para caminar a pesar de las dificultades,… Pido a la Vida que nos regale nuevas oportunidades de encuentro para seguir haciendo camino juntos… Pido a la Vida que nos conceda jornadas como la de hoy, en la que unos amigos nos han abierto las puertas de su nuevo hogar y nos han hecho partícipes de la nueva vida que ha llegado a sus vidas… Pido a la Vida que nos permita seguir celebrando la vida, abiertos a nuevas personas y nuevas vidas que, a partir de ahora, caminarán junto a nosotros. ¡¡¡Gracias, gracias y gracias porque hoy hemos celebrado la vida!!!

Nuevo Estilo de Comercio…

Tal día como hoy, 18 de febrero, allá por 1853, nació en París un nuevo estilo de comercio que revolucionó el concepto tradicional de tienda. Es lo que conocemos como “Grandes Almacenes”, esas superficies comerciales donde puedes encontrar una amplia gama de productos y servicios.

Nuestra sociedad está profundamente marcada por este tipo de superficies, quedando al margen las pequeñas tiendas de barrio o de pueblo. Estos almacenes ofrecen productos diversos a un bajo coste, lo que que provoca en muchos casos la quiebra del comercio tradicional, que no puede competir con esos precios.

En estos momentos, al pensar en esta efeméride, viene a mi recuerdo alguna de las últimas visitas a estos centros comerciales o distintas conversaciones mantenidas con amigos al respecto. Lo cierto es que uno suele entrar para realizar una compra inicial mínima, pero cuando llega a caja suele con un carro repleto de productos, muchos de los cuales no se llegan a utilizar. El mero hecho de ver los artículos te incita a consumir y comprar… He aquí el verdadero éxito de estos almacenes.

Pienso que es bueno que analicemos nuestro modo de consumir, un consumo, en ocasiones, bastante irracional. Sería interesante que profundizásemos en un consumo equitativo. Desde hace ya unos años, se ha puesto de moda eso del comercio justo y solidario, un comercio que busca la dignidad de las personas. Una simple mirada a la etiqueta del producto puede resolvernos muchas dudas sobre la procedencia del producto en cuestión.

Seamos consecuentes con nuestras acciones. Lo importante es que nosotros, como consumidores, sepamos racionalizar nuestras compras y no nos dejemos llevar por las nuevas corrientes del “todo vale”. Cuando lleguemos a esta situación, comprenderemos el verdadero encanto de las tiendas tradicionales, donde la relación personal con el vendedor propicia un clima de convivencia y buena armonía que vale más que el producto en cuestión. Las relaciones humanas son la fuente y el origen de la propia existencia humana y esas no tienen precio.