A Nuestras Gentes del Campo y del Mar…

Si miramos a la meseta, a los campos de las dos Castillas, podemos deducir que estamos de recogida. Desde varias semanas, los agricultores están cosechando sus campos de cebada y de trigo, esos campos que han ido cuidando con mimo y mucho cariño a lo largo de todo un año. El fruto es abundante, tal y como se esperaba. Sublime vocación la del labrador, que ha de tener una actitud paciente y debe mirar al cielo, mirar a lo alto y esperar a que el tiempo venga apropiado para los campos.

Pienso que la actitud de la espera es muy noble, pues el agricultor mira a lo alto y pone muchas veces su confianza en Dios. Es una actitud de fe que en ocasiones no entendemos, pero que se ha ido transmitiendo de generación en generación. Por eso, en muchas localidades de España se celebran diversas fiestas y procesiones con un fin de agradecimiento por los beneficios recibidos. Pero en ocasiones, las rogativas y novenas también marcan a nuestras gentes, pues acuden a ese Dios para pedirle las lluvias abundantes en época de sequía, la desaparición de pestes y plagas cuando éstas asolan los cultivos…

En fin, que esta actitud también va de la mano de las gentes del mar, que en ocasiones salen a pescar y vuelven con las redes vacías. Es una actitud de confianza en el mar, de confiar también en uno mismo con el fin de obtener una pesca abundante. Hoy, 16 de Julio, celebramos la festividad de la Virgen del Carmen, una fiesta muy entrañable para los pescadores, para esas familias que tienen puesta su esperanza en la Patrona del Mar.

Mi recuerdo sencillo en este día para estas gentes, para estos hombres y mujeres que en estos meses de verano trabajan de una manera especial recolectando lo sembrado y pescando el alimento de nuestras gentes.

El Verano, Tiempo de Crear…

El tiempo pasa veloz y nos encontramos avanzando los primeros días del mes de Julio, en medio del calor veraniego. En mi opinión, esta época estival no es un paréntesis en nuestro actuar de cada día, sino que debe ser un continuar relajado de nuestras tareas cotidianas. Ese flujo de ir y venir, ese espíritu de lo cotidiano…, deben refrescarse en medio de estos meses de vacaciones y descanso.

Los niños y jóvenes, en ocasiones, pueden participar en diversas actividades de voluntariado, en campamentos, en escuelas de verano… Son actividades que les ocupan su tiempo libre en comunidad, en compañía de diversas personas a través de las cuales puede surgir una profunda amistad… No podemos olvidar a tantas personas que en esta época trabajan con tesón y esfuerzo, desde los agricultores hasta el sector hostelería, pasando por otros industriales y personal de servicio que en estas fechas encuentra su «época fuerte» de trabajo.

También en esta época son numerosas las personas que acuden a sus lugares de origen, a aquellos pueblos que les vieron nacer y donde pasaron sus primeros años de infancia y juventud. Estas gentes tuvieron que decir adiós a sus tierras y partieron de ellas en busca de trabajo. Gentes anhelantes de su «patria chica», personas que siempre llevaron en su corazón las experiencias vividas entre sus paisanos… Me alegra recordar a este tipo de personas que acude cada verano a mi pueblo, a esos amigos de mis padres y abuelos, a esas gentes que te saludan como si te conocieran de toda la vida…

Hoy simplemente quiero tener un recuerdo a estas personas, a estos amigos que, pese a la distancia, siguen con ilusión todo lo que acaece a nuestras gentes. Ellos, a su manera, colaboran con la vida del pueblo y es una alegría grande contar con su presencia. Aprovechemos este tiempo de vacaciones y descanso para acercarnos un poco más a la vida cultural, social y deportiva de nuestros pueblos y ciudades, para compartir nuestra vida y aficiones con nuestros amigos y paisanos, para sembrar un poco de ilusión y sosiego en cada una de las personas que se crucen por nuestro camino. Seguro que el verano será diferente, porque el verano también es tiempo de crear… ¡intentémoslo!