«Plántale cara al hambre. Siembra»

El último fin de semana de Octubre, desde hace varios años, tengo la oportunidad de participar en las Jornadas Nacionales de Formación de Manos Unidas en El Escorial. Un fin de semana intenso en el que compartimos experiencias, nos contagiamos de ilusión para seguir luchando contra el hambre, aprendemos a ver, juzgar y actuar… La verdad es que llama la atención el trabajo que los numerosos voluntarios realizan en cada una de las 71 Delegaciones que conforman el mapa de Manos Unidas en España. Sorprende el ingenio para organizar distintas actividades durante todo el año con el fin de sensibilizar a la población española y recaudar fondos para aquellos que viven en situación de pobreza y miseria en los países en vías de desarrollo. ¡Cuánta gente entregada, en cuerpo y alma, que dedica su tiempo y sus recursos en esa lucha contra el hambre!

Es verdad que después de 56 Campañas Contra el Hambre organizadas en el seno de Manos Unidas se han dado pasos importantes en el desarrollo de los pueblos, pero también es cierto que aún hoy hay más de 800 millones de personas en el mundo que padecen hambre crónica, según los datos aportados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2014. Una paradoja si tenemos en cuenta que cada año se desaprovechan en el mundo más de 1.300 millones de toneladas de alimentos, es decir, 1/3 de la producción mundial. Y España nos es ajena a este hecho, pues desperdiciamos alrededor del 18% de los alimentos que compramos, lo que equivale a 2’9 millones de toneladas al año por valor de 11.000 millones de euros. El Papa Francisco en su visita a la sede la FAO en Roma en 2014 retomó la idea lanzada por Juan Pablo II sobre «la paradoja de la abundacia», indicando que «hay comida para todos, pero no todos pueden comer, mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines, están ante nuestros ojos”. Ciertamente «cuando unos hermanos pasan hambre es porque otros se están atiborrando».

Por este motivo, Manos Unidas trabajará en los próximos tres años para disminuir el hambre en el mundo y reforzar el derecho a la alimentación de las personas más pobres y vulnerables del planeta. Bajo el lema, «Plántale cara al hambre. Siembra», Manos Unidas iniciará una nueva Campaña Contra el Hambre en 2016, con el fin de que nos esforcemos en la siembra de capacidades, responsabilidad de los Estados, cooperación entre los Estados, solidaridad, fraternidad, justicia, paz, educación,… Una nueva oportunidad para apuntarnos en la lucha contra el hambre y la pobreza, en un año especialmente dedicado a la Misericordia, que nos recuerda la tarea de «dar de comer al hambriento». Es verdad que en nuestro entorno más cercano también tenemos necesidades, pero gracias a Dios contamos con herramientas que nos permiten combatir esas situaciones dolorosas. Aquí no se muere la gente de hambre, algo que es el «pan nuestro de cada día» en los llamados países de «Tercer Mundo».

Es verdad que no está en nuestras manos propiciar un cambio del mundo, pero sí que podemos contribuir a ello con pequeños gestos, sembrando esperanza en nuestros hermanos de camino. El testimonio de las personas que han realizado el viaje de formación a Madagascar, la India y Paraguay son un claro ejemplo del eco que tiene nuestro trabajo aquí, de lo que supone para las vidas de miles de personas que son tratadas, en muchos casos, como meros objetos que se comercializan con distintos fines. Algo que no puede ni debe dejarnos indiferentes.

Días intensos para «cargar» nuestras pilas y afrontar una nueva Campaña Contra el Hambre que es un punto y seguido en el trabajo constante que hacemos en nuestros respectivos pueblos y ciudades. Días de compartir, de ilusiones renovadas, de trabajo intenso… con un claro objetivo: Luchar Contra el Hambre.

Por un momento, te pido que pienses, que pensemos, en cómo es nuestro estilo de vida, en cómo aprovechamos los alimentos que compramos, en cómo es nuestro consumo… Una reflexión que nos hace caer en la cuenta de muchas cosas y que, probablemente, nos lleve a un cambio en nuestro estilo de vida. Cuidemos los pequeños detalles y gestos, sembremos esperanza en la vida de tantos hombres y mujeres que aún hoy se mueren de hambre. «Luchamos contra la pobreza, ¿te apuntas?».